El tiburón rojo

Serie Archivo Secreto. "Baby" 245

Eran cuatro chinos en un sótano húmedo, pésimamente iluminado, con un estrecho respiradero en lo alto, muy cerca del techo. Por aquel respiradero llegaba un olor nauseabundo y los chillidos de algunas ratas. Se veían cajones, sacos, cestas de paja...

Uno de los chinos estaba atado por las manos a unas argollas de la pared, de hierro oxidado; también sus pies estaban atados uno a otro, y colgaban sin llegar al suelo. En todo su cuerpo se veían señales de golpes. Todo esto era la labor que habían realizado los otros tres chinos, uno de los cuales, en aquel momento, colocaba ante los ojos del prisionero la larga varilla de hierro, retorcida, con minúsculas aristas de un extremo a otro.