Los malvados seres de Urrh

La conquista del espacio 572

—¡Oh, Jolyon, sí...! ¡Sí!

El abrazo de Jolyon Sanderfer era vital, poderoso, arrolladoramente viril. Celeste Colb correspondía a él con toda su energía, con todos sus deseos de mujer excitados al máximo.

Tras su petición, efectuada con voz ahogada, temblorosa, todavía se abrazó con más fuerza al cuerpo del hombre que la estaba satisfaciendo tan plenamente. Enseguida, su boca se unió a la de él, pero tuvo que apartarla pronto, porque le faltaba aire.

Y no porque estuviesen en una nave espacial que en aquel momento flotaba en el espacio a millones de kilómetros de la Tierra, sino por la tensión del momento, por la emoción física que la estaba inundando. Se sentía poseída y poseedora, amada y amante. La tecnología humana había adelantado mucho, pero los hombres y las mujeres seguían siendo solamente hombres y mujeres.

Ella era una mujer. Jolyon Sanderfer era un hombre.

Y eso era todo.