Libro: Cuentos reunidos - Askildsen, Kjell

Cuentos reunidos

Askildsen, Kjell

El noruego Kjell Askildsen es un escritor de frases fuertes y de personajes débiles. De sentencias descarnadas y de sujetos incapaces de hablar. De diálogos cargados de cinismo entablados por sujetos que no alcanzan a comprender lo que les sucede.

El narrador del primero de los relatos recopilados en sus Cuentos reunidos es un hombre de ochenta años que va a visitar a su hermano. El hermano es novelista, escribió “una veintena de novelas largas”. El narrador también es escritor, pero apenas ha escrito “unos libros breves”. Le propone a su hermano jugar una partida de ajedrez. El novelista se niega: no tiene mucho tiempo que perder, su obra “aún no está concluida”. El narrador se irrita. “Cada hora que pasa, el mundo se libra de miles de tontos. Y sin embargo, todavía queda mucha estupidez. Mientras la gente siga leyendo novelas, ciertas novelas que tanto abundan, la estupidez seguirá existiendo”, le grita. Ajedrez, se llama el cuento. “Demasiadas palabras para tan poca cosa”, le responde el hermano, y agrega: “Pero les sacaré partido, las pondré en boca de algún ignorante”.

Todavía no sabemos lo que escribe Askildsen, pero sí sabemos lo que piensa de lo que se escribe. Es un comienzo intenso que sortea el riesgo de los esquematismos. Es que, al fin y al cabo, el narrador y el novelista son hermanos.

“El hombre y la literatura son sus únicos temas”, señala Fogwill en el prólogo al libro.

Y es cierto: pero no sólo porque en varios de sus relatos la experiencia de la vida está mediada por la literatura (gente que lee, gente que escribe), sino porque también su moral de escritura es también una moral de la vida. ¿Una moral minimalista? “Estilísticamente”, existen muchas similitudes: las frases cortas, descriptivas, las anécdotas breves, de la vida cotidiana. Askildsen ha reconocido a Ernest Hemingway como uno de sus mayores maestros, pero le molesta que lo vinculen con el minimalismo sucio, de tipo carveriano. “Es lo que más me irrita, no tengo nada que ver. Nunca escribo menos de lo que tengo que escribir”, dijo. En sus relatos es común encontrarse con expresiones del tipo: “No tengo intención de relatar aquello”, “basta ya de hablar de eso”.

Dice Askildsen: “El objetivo del autor es hacer leer al lector. No tiene derecho a esperar algo del lector. Si consigues que muerda el anzuelo, también hay que subir el pez del agua. Mi intención es que el lector sea como el pez que llega a tierra y se queda coleando. Quiero crear desasosiego. No me gusta un relato que no crea desasosiego”.

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