Libro: American Psycho - Ellis, Bret Easton

American Psycho

Ellis, Bret Easton

Esta es la historia de un joven ejecutivo de Manhattan (entonces se les llamaba yuppies), que además es asesino en serie, se convirtió en uno de los libros fetiche de los años 90. Tras una aceptación masiva por un público mayoritariamente joven, esta novela ha continuado siendo muy leída (o comprada, nunca se sabe), hasta ahora mismo. También en España se reedita en bolsillo y se mantiene como punto de referencia de aquellos años en los que Ronald Reagan, un antiguo actor convertido en paladín de los principios éticos más carcas y el negocio indiscriminado (ya se sabe, el dinero no tiene moral), fue presidente de los EE UU.

American Psycho constituyó un escándalo incluso antes de aparecer en 1990. La editorial que la había contratado se negó a publicarla porque era demasiado desagradable. Se introdujeron algunos cambios, y la novela ya era famosa antes de salir a la venta, y sin haberla leído prácticamente nadie. Las feministas pusieron el grito en el cielo `es una guía que enseña a descuartizar mujeres, dijeron`. Algunos escritores famosos Norman Mailer, por ejemplo afirmaron que era la contrafigura de La hoguera de las vanidades, la conocidísima novela de la misma época de Tom Wolfe.

Según Mailer, mientras `La hoguera` debía parte de su éxito a la seguridad que ofrecía a los ricos `Puede que seas tonto, chico, pero la gente de más abajo es increíblemente peor`, la novela de Ellis invierte la ecuación, pues no existe obra de ficción norteamericana que retrate de manera tan odiosa a la clase dirigente.

Patrick Bateman, su protagonista, sólo vive para las marcas de ropa, zapatos, relojes, joyas, cosméticos, muebles, los restaurantes neoyorquinos de moda, las últimas películas porno, la televisión.

Krizia, Lauren, Lacroix, Hermès, Evian, Dior, Rolex, Klinike, Nell´s, llegan a definir a los personajes, y terminan por adquirir un carácter hipnotizante. Junto a eso, Bateman se dedica a liquidar a todas las mujeres que se le ponen a tiro. Y las descuartiza armado de sierra mecánica, de taladradora eléctrica, de ácidos. Termina convirtiendo su elegante apartamento de Manhattan en una sangrienta cámara de los horrores.

Hace eso, no explica por qué. Y lo hace de modo sistemático, frío, casi insoportable. También se burla de sus amigos y sus novias y se desprecia a sí mismo. Y siente mucha angustia porque duda de sí se pueden llevar mocasines con traje.

Es posible que nadie haya descrito de modo tan crudo los asesinatos y, sin embargo, hay algo en American Psycho que atrae irremediablemente, al tiempo que revuelve las tripas y provoca ganas de vomitar. Vamos, lo que pasa tantas veces en esta pesadilla de la que uno nunca termina por despertar, y que algunos llaman realidad.