Bajo la piel
Levy, Elsa
Sinopsis Breve introducción
En la literatura mexicana la poesía de mujeres ha anticipado el erotismo que luego ha ido penetrando su narrativa, aunque con menos explicitud y frecuencia. En el cuento, por ejemplo, al hablar de autoras, no es fácil recordar un libro erótico, sino acaso momentos de erotismo.
Por ello quizás podría afirmarse que la primera recopilación de narrativa breve, escrita por una mujer, y en la que la presencia erótica, desde el punto de vista de las sensaciones y las fantasías sexuales femeninas, es una constante abierta, descrita sin reservas ni timideces, es Bajo la Piel, de Elsa Levy.
Este libro contiene una serie de cuentos en los que casi siempre- con pocas excepciones- alguna mujer revela sus deseos más íntimos y la satisfacción de ellos en el acto amatorio con el hombre. Esto es captado antes y en el momento de su culminación, tanto por medio de la mirada y la sensibilidad femenina, como por los sentidos del tacto y el olor, revelando las reacciones en el placer solitario o en la posesión, cuando se da el milagro del amor erótico mutuo y en el cual, según Francesco Alberoni, en su valioso ensayo El erotismo, todo el universo se reduce a una sola persona y la trasciende, cada detalle de ella nos conmueve y nos exalta, todo es estupendo con el ser amado, lo que fue, lo que es, una mirada, el movimiento de los labios, el arqueo de las cejas, la mirada pensativa: Todo se torna preciso para nosotros Elsa, con delicadeza y amorosamente, narra las horas de embriaguez, de ceguera, de sólo vivir para las manos, la boca, el cuerpo.
Con este libro, ella confirma lo que Agustín Monsreal le reconoció al comentarle su primer libro de cuento El Vuelo de la Iguana: Se manifiesta como oficiante literaria que tiene que decir y, lo mejor, que tiene los recursos con que decirlo. Su imaginación, su sensibilidad se conjugan en una aguda capacidad de observación que le permite descubrir, en el mundo de las realidades cotidianas, los mundos de la otra realidad, la secreta, la desconocida, la que nos habita sin que nos demos cuenta.